El primer saludo de 2022 es para la madre Tierra. Todos los seres vivos le están sumamente agradecidos y a la vez le piden disculpas porque algunos de ellos, ‘los humanos inteligentes’, la estén maltratando y enfermando. ¿De verdad serán tan inteligentes…?
A los humanos nos cuesta aceptar el cambio climático provocado por nuestro mal comportamiento porque estamos programados para la supervivencia. No queremos reconocer que la catástrofe ya comenzó.
Ojalá entendiéramos que, fantasías aparte, urge un cambio radical y rápido en la conducta social de la humanidad, o el proceso será inexorable y hasta incontrolable. Y más rápido de lo que pensábamos.
Los acuerdos de París de 2015 son ya imposibles de cumplir. Nuestra sociedad no puede detener en un momento el consumo de combustibles fósiles, se colapsaría la vida social. Faltan alternativas viables al patrón energético actual. Además, a nivel global, hay una falta grave de voluntad política de los Estados. Seguimos comandados por las élites financieras capitalistas, que se mantienen ciegas a todo lo que vaya contra sus intereses.
Este sistema económico ha sobrepasado ampliamente sus propios límites y actualmente cabalga desbocado con un ritmo de consumo que requeriría varios planetas para sustentarlo. La situación es insostenible y hace tiempo que da señales de agotamiento.
Ojalá reconociéramos el cambio climático como una reacción del planeta agredido que no cesa de avisarnos. Los dirigentes de este sistema económico sólo se reconocen obligados para sus accionistas, para conseguirles los máximos dividendos, al costo que sea. No reconocen obligaciones para con la Sociedad, los Estados, los Pobres, los límites del Planeta…
Sólo hay una alternativa: Poner en marcha una revolución cultural que transforme radicalmente el comportamiento humano a nivel global. Pues estamos yendo a un ecocidio de proporciones masivas en este planeta, que para buena parte de nuestra especie será, además, suicidio. Y empieza a ser probable que no estemos ya a tiempo de evitarlo.
Dice James Lovelock que sólo nos queda abrir los ojos, ser realistas, contar con la previsión científicamente más probable, y actuar en consecuencia, acomodándonos con serenidad lo mejor posible a lo que viene…
Desgraciadamente hay gente que piensa y vive ‘como si’ esta previsión no existiera. Con nuestra mentalidad tradicional nos parece absurda la simple posibilidad de la destrucción de nuestra especie humana por un cambio climático. ¿Acaso no somos seres superiores que damos sentido a la Tierra y la hacemos evolucionar…? La ciencia y la naturaleza nos han dicho que no somos esos seres superiores que creíamos, sino una especie biológica más en el proceso evolutivo del planeta. No tenemos poder absoluto sobre las otras especies, nacemos en medio de la comunidad de vida de este planeta y compartimos la misma condición natural.
¿Esperanza de futuro? Paulo Freire acuñó la expresión esperanzar: No quedarnos esperando que la situación mejore algún día sino crear las condiciones para que la esperanza no sea vana, sino que con nuestro empeño la hagamos efectiva.
(Refer. “Ante la catástrofe climática, nueva visión” de José María Vigil en Agenda Latinoamericana)
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