A todas y cada una de las mujeres que
con sus manos, vientre e ideas
siembran sus esperanzas
les decimos
que cada una vale,
que sus sonrisas y sus lágrimas construyen,
que cada palabra y cada silencio se transmite,
que todas y cada una invocamos
igualdad, dignidad, justicia,
pues no hay libertad sin igualdad.
(…)
A las que alguna vez dijeron «más me pegas más te quiero»
queremos invitarlas a decir «no me maltrates, quiéreme más».
No todas somos buenas y bonitas,
vestimos polleras o poleras,
no estamos en el país de las maravillas
sino en el país de todas las Sangres,
somos negras, somos cholas, color capulí, chinas o blancas.
Somos diferentes pero parecidas
si compartimos la causa por la igualdad, justicia, solidaridad.
Somos parecidas pero diferentes,
si domina el egoísmo, el racismo, la propiedad.
Nos hermana el derecho a la vida, al pan y las rosas,
al agüita clara y la retama, al suelo patrio,
al respeto por una misma y el respeto a los demás.
Narda Henríquez (Perú)
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