Los virus ponen en evidencia las contradicciones sociales
Tocó aguantar miles de comentarios, teorías y debates sobre la Covid19. Junto a prudentes orientaciones de científicos, soportamos grandes estupideces de supuestos expertos. Especular ante fenómenos desconocidos siempre conduce a conjeturas. Lo cierto es que estamos viendo cómo una pandemia cierra el planeta entero, deja una millonaria cuenta de muertos, altera nuestras existencias y arruina las economías. Y hemos visto cómo nuestros gobernantes improvisan ante la tragedia o peor aún, la utilizan con propósitos electoralistas. También se escuchan otras reflexiones de gente de calle. Por ejemplo, estas dos:
-Desigualdad: Dicen que la COVID-19 iguala a toda la humanidad, pues infecta a ricos y pobres, en cualquier lugar del mundo. Pero este coronavirus no parte de cero, brotó en un mundo en el que ya reinaba la desigualdad, asentada en un sistema económico que favorece el acaparamiento de la riqueza, la renta, las oportunidades y los recursos naturales por parte de unos pocos. Por eso está produciendo un crecimiento agudo de la pobreza y la profundización de la brecha que divide a la humanidad entre quienes tienen acceso a protección y quienes quedan a la intemperie, entre quienes disponen de recursos sobrados y quienes necesitan ayuda acuciante para sobrevivir. Según Oxfam, hasta 500 millones de personas podrían caer en la pobreza por la Covid-19: Encabezan la lista los trabajadores temporales o con empleos informales, las personas inmigrantes, las mujeres (cuidadoras, empleadas de hogar…).
Quizás otro ejemplo será el desigual acceso a la vacuna (‘Solo uno de cada diez habitantes de los países pobres podrá ser vacunado, pero los países ricos han comprado dosis suficientes para vacunar a su población tres veces’). Por ello la Covid19 no actúa por igual, acentúa la desigualdad injustamente, mata más a los más vulnerables y arruina a los más pobres.
-Libertad: Manifestantes partidarios de Trump contra el confinamiento portaban una pancarta que decía «tu salud no está por encima de mi libertad». ¿De qué libertad hablan? ¿Significa que lo individual está por encima de lo colectivo? Es la mentalidad liberal de quienes sin normas universales les iría mejor porque se pueden valer solitos, aunque a costa de los demás. Ponen su libertad individual incluso por encima de la ciencia y de las leyes. No quieren vetos, ni impuestos, ni restricciones. Llaman libertad a sus privilegios. Hablan de ‘libertad de mercado’, ¿pero qué libertad tiene en el mercado una persona sin dinero? No quieren normas salvo las que les favorecen y protegen su propiedad privada, su ‘honor’, su seguridad, su clasismo, sus privatizaciones…
No entienden que su libertad personal termina donde empieza la libertad de los demás. No aprenden que hay muchas cosas por encima de la libertad individual: no se es libre para proclamarse presidente por encima del resultado electoral, no se es libre para circular en contravía o saltarse un semáforo en rojo,… Vivimos en una sociedad que acota las libertades individuales por el bien común. Y el interés común puede requerir, en situación de emergencia, restricciones de movimientos y divertimentos por encima de la libertad individual, o medidas obligatorias de salud (mascarillas, vacunas, confinamiento…) para hacer efectiva la protección y la seguridad general. En situación de emergencia sanitaria no vale el dilema de libertad individual o salud general. La responsabilidad y la cooperación social es la condición primera de nuestra libertad.
La ventana del mochuelo
(Viñeta de EL ROTO)
Sembrado de ética social como siempre, solo que cada vez se te entiende mejor. El problema de entrada es leerte y el principal, actuar.
Aunque sea poca cosa, por la mancha te queremos mochuelo.