A veces, cuando abres la ventana, lo que más se escuchan son gritos. Gritos de dolor, de angustia, de desesperación…. Gritos de seres humanos.
Voces desesperadas pedían auxilio desde alta mar. Un buque atestado de personas llegó a ser localizado y fotografiado desde el aire por la Guardia Costera griega, pero no fue rescatado. Después de 15 horas, el barco pesquero se hundió en el mar Jónico. Fue el pasado 13 de junio.
De las 750 personas migrantes sólo recuperaron a 104 hombres jóvenes con vida y 80 cadáveres. Ni rastro del centenar de mujeres y niños que viajaban en la bodega. Los supervivientes sufrían hipotermia, neumonía, desmayos, hipoglucemia y grave deshidratación, tras cinco días sin comer y sin agua. Para mayor vergüenza, este naufragio podría haberse evitado, dice la ONU.
El barco procedía de Libia con rumbo a Italia. Se trata de una travesía más larga y peligrosa que cruza el Mediterráneo oriental y el central para llegar a las costas italianas, una ruta que las mafias del tráfico de personas llevan tiempo usando para evitar otros controles.
Que se sepa, más de 1.000 migrantes han muerto este año en el Mediterráneo, que se suman a los 3.800 muertos registrados en 2022. Más de 27.000 migrantes se tragó el mar desde 2014.
Esta desgracia solo puede achacarse a causas humanas. No procede la conmoción resignada, sino una actitud de las autoridades europeas para encontrar acuerdos de política migratoria que reduzcan al mínimo estas catástrofes humanas. Mientras la Europa ‘democrática y defensora de derechos humanos’ discute con lentitud exasperante, se suceden los naufragios y las denuncias de las organizaciones humanitarias por el maltrato que reciben los migrantes y por las devoluciones en caliente. Europa y demás potencias mundiales no pueden seguir actuando como si la pérdida de centenares de vidas humanas se tratara de una fatalidad inevitable.
¿Se imaginan si hubiera sido un crucero de turistas europeos? ……..(ver un detalle de contraste)
Gritos de angustia e impotencia llegan desde Ucrania. ¿Qué ha hecho el pueblo ucraniano para merecer esto? Esta guerra no es suya, no la decidieron las familias ucranianas. Son injustas tanta desgracia, tantas muertes, tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta destrucción. ¿Hasta dónde quieren llegar? ¿Hasta dónde se agravará el conflicto?
– Señores de la guerra, dejen de hablar de avances, de ofensivas y contraofensivas, las armas sólo traen muerte. Y ahora nos quieren liquidar con la destrucción de la presa de Nova Kajovka. Perdimos a miles de seres queridos, nuestras casas y cosechas han sido arrasadas. Por favor, déjennos en paz, queremos vivir.
En la Cumbre Internacional de la Paz (10 y 11 de junio en Viena) no faltaron discursos. “Los ucranianos son las principales víctimas, pero muchas otras personas en el mundo están sufriendo gravemente la falta de alimentos y fertilizantes”. Afirmaron que la opinión internacional se inclina de forma abrumadora a favor de avanzar hacia la paz y la solución diplomática. Pero la postura de Estados Unidos sigue siendo que la guerra debe continuar para debilitar gravemente a Rusia.
Desde la oficina del candidato presidencial Robert F. Kennedy Jr., sobrino de John F. Kennedy, declararon que “este conflicto en Ucrania es artificial y está alimentado por los intereses de la industrial armamentista de EEUU y el sentimiento militarista en la Administración de su país”.
Putin recordó que “Moscú, durante 30 años, intentó acordar con la OTAN los principios de seguridad en Europa, pero solo le respondían con mentiras o con intentos de presionar sobre Rusia, mientras la Alianza Atlántica se ampliaba y se acercaba cada vez más a las fronteras rusas, pese a las protestas de Moscú”.
En esta pelea de gallos, el pueblo ucraniano sigue muriendo y su tierra asolada. ¡Malditas guerras!

La ventana del mochuelo
(Viñeta de EL ROTO)
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