
Con suma tranquilidad, cariño y agradecimiento, Arcadi Oliveres se despidió de esta vida el martes 6 de Abril. ¿Cómo se prepara para un momento como este de la muerte?, le preguntaron. “Carambolas. Toda mi vida, desde el nacimiento hasta mi muerte, han sido carambolas. La suerte de haber nacido en una determinada familia, con una determinada educación, de haber convivido en una época política básica, de que mis padres fueran de una forma, mis hijos de otra… Cuando hace tres semanas estaba en el hospital, estaba convencido de que tenía una cosa distinta. Y cuando me dijeron que era un cáncer de páncreas terminal, el más agresivo, entonces sí me di cuenta de que era el fin, de que había que prepararse, y fue fácil. Porque la preparación ha sido el cariño, el amor y la estimación de mis amigos y familiares, empezando por mi mujer”.
Arcadi nació en Barcelona en 1945 y ha sido un referente progresista, a nivel nacional e internacional, como economista, como profesor y, sobre todo, como activista de la paz y anticapitalista. Estuvo presente en Pax Christi, en la Marcha de la Libertad de 1976, en la Asociación Catalana de Solidaridad y Ayuda al Refugiado, en campañas del 0,7% para los países menos desarrollados, en los encierros de migrantes en las iglesias de Barcelona, en campañas de los objetores fiscales contra el gasto militar, en movilizaciones contra la guerra del Golfo y la de Irak, en la contracumbre de Seattle, en Justicia y Paz de Barcelona, en la Federación Catalana de ONG por la Paz, en el movimiento 15-M, etc. “Si no queremos este mundo, hay que buscar otro”.
La coherencia fue una palabra sagrada para Arcadi, aunque sabía que nunca podemos ser coherentes al 100%. Él la hizo vida, dentro y fuera de la universidad mostró siempre un compromiso con los olvidados. Su entrega y testimonio fueron más allá de sus publicaciones y de sus innumerables charlas que impartía, de forma cercana y pedagógica, en encuentros, en centros cívicos, en asambleas sindicales, en escuelas públicas… Nos enseñó ‘que no es justicia si no es social, que no es economía si no es solidaria y que vale la pena seguir luchando’.
Todas sus luchas sociales, dijo, estaban unidas por “el deseo de bienestar humano. Para mí, es nuestra obligación hacer feliz a la población mundial, sabiendo que estamos en un planeta que tiene recursos científicos, académicos, comunicativos y todo lo que quieras para que la gente pueda vivir dignamente”.
En su último libro de enero/2021 “Palabras de Arcadi” repasa las luchas que guiaron su vida, ofrece una mirada de esperanza frente a este mundo incierto y aboga por «erradicar el capitalismo, un sistema que lleva a la desigualdad más absoluta» y construir una Europa más solidaria y menos financiera. «La educación es la palanca para accionar el cambio». Y escribió: «La esperanza es el único motor para la acción».
Siempre le excitó el tema de los inmigrantes, ‘porque es un derecho fundamental humano’: “Los inmigrantes son ciudadanos como cualquiera y el sistema aplicado por la UE para no dejarlos entrar, o para que se mueran ahogados en el mar, ¡es absolutamente fascista!”. Por su gran conciencia política hizo siempre política pero nunca a nivel institucional o de partido.
¡Arcadi, te llevaremos en el corazón. Gracias!
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