Por los hechos se conocen las democracias
«¿Cuál es ahora la república bananera?». Así titula un periódico de Kenia burlándose del asalto al Capitolio en EE.UU. El artículo va ilustrado con la foto de un manifestante ocupando la oficina de Nancy Pelosi, Presidenta de la Cámara.
Bien, ahí queda el titular y su pregunta. Burlas aparte, la publicación es provocadora y trasladable a muchos otros países.
¿A qué llaman democracia en tu país? ¿Tu país es democrático simplemente porque celebra elecciones cada cuatro años y porque así figura en la Constitución Nacional? ¿Los poderes de tu país actúan de acuerdo con un verdadero Estado de Derecho? ¿El Congreso, el Gobierno, la Fiscalía, los Tribunales, los Militares, actúan como manda la Constitución? ¡Enhorabuena!
¿Y cómo andan los derechos humanos y sociales en tu país? El derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad, a la libertad de expresión, a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales, a la educación,… ¿Están realmente protegidos por las leyes y defendidos de manera efectiva por las autoridades como manda la Constitución? ¿Y el derecho al trabajo, y el derecho a una vivienda digna, y el derecho a la protección de la salud…? ¿Y el derecho a la información veraz? ¿Los Medios son independientes e informan verazmente? ¡Felicitaciones!
¿Y los gobernantes de tu país? ¿Cumplen sus promesas electorales? ¿Son honestos y transparentes en su función? ¿Defienden el bien común y los intereses generales, sin privilegios para la oligarquía y sectores más poderosos? ¿Velan por el uso racional de los recursos naturales para procurar un mejor medio ambiente? ¿La justicia es igual para todos? ¿Toda la población dispone de medios adecuados de defensa ante los tribunales? ¡Qué bueno!
¿Y la economía nacional? ¿Está la riqueza del país subordinada al interés general? ¿La economía está al servicio de la población y no del capital privado? ¿Los impuestos públicos son justos, proporcionados al poder adquisitivo y revierten realmente en beneficio de toda la población? ¿Las necesidades de la población, los problemas de los municipios, los colectivos más vulnerables, tienen prioridad en los presupuestos generales del Estado? ¡Excelente!
La ciudadanía de tu país debe estar muy satisfecha y feliz con su democracia. Una ciudadanía participativa, orgullosa de disfrutar y defender los verdaderos valores, de la libertad, de la igualdad, de la justicia, de la paz. Que no son quimeras, pues todos esos valores y derechos figuran como esenciales en las Constituciones de los Estados democráticos.
¡Qué envidia! Porque hay otros muchos países democráticos de boquilla, supuestas ‘democracias consolidadas’, que actúan como dictaduras disfrazadas, ‘democraduras’ con caras democráticas y usos dictatoriales: Gobiernos corruptos y represivos que autojustifican sus abusos contra la soberanía del pueblo, elecciones que son puras farsas, políticas sumisas a las oligarquías nacionales e internacionales, enormes recursos nacionales que se acumulan en pocas manos a la vez que grandes masas viven en la miseria, poblaciones que son manipuladas mediáticamente y discriminadas como ciudadanía de segunda, amansadas con espectáculos deportivos y culebrones televisivos, sedadas con prácticas religiosas, privadas de derechos esenciales y víctimas de la violencia institucional.
Por suerte, tu país no es así. ¡Muchísimas felicidades!
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