Algunos asuntos de fondo: La vida cotidiana de la mayor parte de los habitantes del planeta se ve cada día más afectada por el comercio internacional. Ya son 134 los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el poderoso organismo que regula los asuntos relacionados con el comercio. Estos países generan el 90 por ciento del comercio mundial.
La regulación del comercio va ampliando áreas: La reducción de aranceles de importación, la agricultura y servicios como la banca y los seguros, la propiedad intelectual, la seguridad alimentaria, las inversiones exteriores, el medio ambiente y la política de competencia. La OMC también constituye una poderosa Corte judicial que dirime disputas comerciales y aplica sanciones sobre los que incumplen las normas establecidas.
El comercio global ha crecido 12 veces desde el establecimiento del primer organismo comercial, en 1948. Según un informe de la OMC y la UNCTAD, en 1997 Canadá, la Unión Europea (UE), Japón y EEUU totalizaban casi dos tercios de las exportaciones mundiales. En cambio, cuatro países del Sur considerados como grandes exportadores -Corea del Sur, China, Malaysia y Brasil- representaban solamente el 7,8 por ciento del total.
Los países menos desarrollados, que albergan al 10 por ciento de la población mundial, sólo cuentan con el 0,3 por ciento del comercio mundial, la mitad del porcentaje que les correspondía veinte años atrás.
Una de las razones que explican que la liberalización del comercio no ha beneficiado a los países en desarrollo es que los países industrializados se han protegido contra las exportaciones dinámicas de algunos países del Sur, como de textiles y ropas, productos agrícolas, calzado, acero, consumos electrónicos y materias primas procesadas.
Las corporaciones transnacionales (CTN o TNCs) controlan el 70 por ciento del comercio mundial y el 80 por ciento de todas las inversiones exteriores. Las corporaciones defienden sus intereses en la OMC a través de grupos de presión y con amplia capacidad de medios.
Crecen las denuncias: Muchas organizaciones no gubernamentales (ONG), en el Norte y en el Sur, han iniciado campañas contra la nueva ronda. Denuncian que la OMC impulsa la liberalización del comercio sin tener en cuenta su impacto social y medioambiental y tiende a servir a los intereses de las corporaciones más que a las necesidades de la población mundial.
La problemática para los próximos años es cómo convertir el comercio «en un instrumento que promueva la convergencia de los niveles de desarrollo y los niveles de vida entre los diversos países y pueblos de toda la Tierra, y no un instrumento para ampliar las crecientes desigualdades actuales.»
En esa línea iba el LLAMAMIENTO de artistas, universitarios, sindicalistas y responsables de asociaciones contra la mundialización (23-24 de octubre de 1999):
La internacional del capital triunfa. La de los seres humanos aspira a nacer.
Cada día que pasa, el mercado toma el control de la vida. Organiza el trabajo, fija los salarios, traslada las fábricas, decide sobre lo que se bebe, se respira o se come. Cercena los progresos sociales, elimina las diferencias, destruye servicios públicos, ahoga la democracia y el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos.
Cada vez más, se acelera la globalización sin que ninguna institución democráticamente elegida lo haya decidido.
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