
Como pañuelos desechables, consumimos noticias sin que nos dejen poso por muy graves que sean. ¿Por qué pasamos de largo? ¿En nombre de ‘nuestra tranquilidad’? ¿O r la propia ‘sensación de impotencia’? ¿O simplemente por la inercia del ‘voraz y fugaz consumismo’ que nos invade? ¿Quizás son signos de degeneración de nuestra especie humana…?
Valga como ejemplo una noticia llegada desde México. “Durante 2021 fueron asesinadas 3.500 mujeres en México. Un promedio de 10 al día, según el SESNSP. Los feminicidios han subido un 3,25% con respecto a 2020. Habría que añadir que en 2021 también hubo más de 57.000 mujeres con lesiones dolosas y casi 20.000 víctimas de violación sexual”.
La noticia ni siquiera ocupó espacio en muchos grandes medios. Tal vez por considerarse algo ‘habitual’, ‘normalizado’, ‘de escaso interés periodístico’…
La cuestión en nuestro mundo postmoderno es: ¿Con qué criterios valoramos las relaciones humanas y sociales: Desde los privilegios, o desde los derechos humanos?
Como un tañido atronador suena el comentario de Coral Herrera Gómez titulado Declaración Universal de los Privilegios del Hombre. Pueden leerlo. Dice cosas como estas:
Los hombres se sienten con derecho a llevar una doble vida y para ello tienen derecho a engañar a sus compañeras. Ellos pueden ser infieles y ellas han de ser «comprensivas».
Los hombres tienen derecho a alquilar, comprar, vender e intercambiar mujeres para satisfacer sus deseos sexuales y reproductivos.
Los hombres pueden someter a una mujer para tenerla de criada las 24 horas del día, los 365 días al año. Esposas con obligación de brindarles servicios sexuales, cuidarles, cuidar el hogar, y cuidar a los hijos e hijas, y hacer de secretaria, cocinera, enfermera, limpiadora, niñera, etc.
Si no tienen una esposa, los hombres tienen derecho a explotar sexual, doméstica y laboralmente a todas las mujeres pobres que quieran. El mundo está lleno de «mujeres baratas», sin papeles, sin derechos y desesperadas por alimentar a su familia.
Los hombres con poder tienen derecho a tener sexo con sus alumnas, empleadas, secretarias y asistentes, cuidadoras, seguidoras y fans, compañeras de trabajo de inferior categoría.
Los hombres tienen el doble de tiempo libre que las mujeres, porque no tienen doble jornada laboral. Ellos no trabajan gratis como ellas, cobran salarios mayores, no les despiden cuando van a ser padres, no les penalizan por la crianza…
Los hombres disfrutan del pacto de silencio que les protege. Los hombres son cómplices entre sí, todos callan para mantener sus privilegios. También les protege el silencio de los demás. Y así es como se mantiene la impunidad.
Los hombres tienen el apoyo de los jueces cuando sus delitos son contra niñas y mujeres. Esto implica que si les toca un buen juez, podrán ser absueltos o tener una pena mínima.
Los hombres tienen el apoyo del poder mediático: cuando cometen delitos contra las niñas y las mujeres, los periodistas buscan la forma de justificar su violencia y de culpar a las víctimas. Los hombres tienen en sus manos la sexualidad y las vidas de sus compañeras. Es legal en algunos países violar a la esposa, o asesinarla si sospechas que te es infiel. En otros países es delito pero las matan igualmente. Hablamos de 137 mujeres cada día, más de 87.000 al año.
Volviendo a la cuestión: ¿Con qué criterios valoramos las relaciones sociales: Desde los privilegios de unos, o desde los derechos de todos/as?
Gracias¡¡ esto sí es una mirada solidaria con las Mujeres, porque esa es la realidad y la cultura patriarcal sigue vigente, aunque existen leves cambios que se van conquistando con muchísimo esfuerzo, son muy pocos y están fagocitados por otro lado por la esclavitud y explotación del sistema capitalista financiero asesino.
Al machismo, la misoginia, y al abuso de poder, no se le pueden llamar «palitos en las ruedas de las vidas de las mujeres», es brutal esclavitud en este siglo XXI, paradigmáticamente se dice que es el siglo de las mujeres junto con otras valoraciones filosóficas, religiosas, trascendentes, científicas o políticas.
Nos asesinan por ser mujeres que quieren escapar de esclavitudes, y junto a los datos de asesinatos físicos «punta de iceberg», habría que poner las muertas en vida, que siguen caminando por las calles sin más estímulos que seguir viviendo a pesar de todo…