– Aló, Latinoamérica, les hablamos desde España. ¿Saben ustedes que aquí aún sigue celebrándose el 12 de octubre como Día de la Hispanidad? ¡Es Fiesta Nacional!
Dizque ese día Cristóbal Colón descubrió América en 1492, ¿se imaginan? Para mayor bochorno, también le llamaron el Día de la Raza.
Cada cual puede expresarse libremente ante la celebración de semejante anacronismo colonialista y racista, que sin duda refleja nuestra mentalidad y nivel cultural actuales.
Aquí, en España, los partidos más conservadores (PP y Vox) continúan con su discurso neoimperial según el cual la conquista fue en realidad un acto supremo de generosidad para liberar a los indígenas de unos tiranos “salvajes e incluso caníbales”. Por lo visto hicimos como Bush en Irak, no los invadimos y colonizamos, sino que los ‘liberamos’.
La derecha casposa española se ha revuelto incluso contra el papa Francisco por pedir perdón «por las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización», o como decía Benedicto XVI, por el «sufrimiento y la injusticia que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, muchas veces pisoteadas en sus derechos más fundamentales». Esto le parece inaceptable a los partidos conservadores de España, pues para ellos el proceso de cristianización y civilización fue impecable, y eso de pedir perdón es cosa de blandengues.
En su primera carta tras su llegada, Cristóbal Colón describió así a los indígenas: «Ellos son tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen, que no lo creería sino el que lo viese. Ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen que no… No he hallado hombres monstruosos, como muchos pensaban, más antes es toda gente de muy lindo acatamiento». Pese a la actitud pacífica y bondadosa de los nativos, Colón dice que ha «tomado por la fuerza» a algunos de ellos para que le informen sobre el territorio, habla repetidas veces del oro que se puede obtener, se ofrece a enviar esclavos a los reyes y concluye: «En tornándose tantos pueblos a nuestra santa fe, y después por los bienes temporales, no solamente España, mas todos los cristianos tendrán aquí refrigerio y ganancia». Así empezó la ‘liberación’ de América.
Muy pronto los indígenas empezaron a caer como moscas, en su mayor parte por enfermedades importadas por los conquistadores, pero también por la brutal explotación en minas y encomiendas a que se vieron sometidos durante las etapas de conquista y colonia. Se calcula que la población nativa pasó de 60-70 millones a poco más de tres millones y medio.
¿Qué civilización les llevamos? En ese tiempo, la civilizada España acababa de derrotar a los musulmanes y de expulsar a los judíos que no se avinieron a convertirse al cristianismo. Decenas de miles de judíos (unos 40.000) huyeron con lo puesto; miles de conversos fueron perseguidos por la Inquisición. Dos siglos después, la Guerra de Sucesión española dejó entre 400.000 y 700.000 muertos en Europa. Hace pocos años, más de medio millón de personas murieron en la Guerra Civil española y más de 50 millones perecieron en solo seis años en Europa en la Segunda Guerra Mundial. Esa era nuestra civilización, de los que hablamos de barbarie en América.
Y tan impecable era la cristianización, que las conversiones se hacían mediante Requerimiento, con un texto en voz alta y sin traductores, en el que se les conminaba a abrazar el cristianismo, o de lo contrario “con la ayuda de Dios nosotros entraremos poderosamente contra vosotros, y os haremos guerra por todas las partes y maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y de sus majestades, y tomaremos vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos (…)».
Sólo valía la lengua de los invasores y la religión de los invasores… lo demás era salvajismo. El indio salvado era el indio reducido, reducido hasta desaparecer. Exactamente como hoy.
El arzobispo Desmond Tutu se refería al África, pero también vale para América: -Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: «Cierren los ojos y recen». Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.
¡12 de octubre, nada que festejar!

La Ventana del mochuelo
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