¿Me lo dice o me lo cuenta? Sí, sí, es muy corriente escucharlo en nuestros medios y tertulias. Con total naturalidad se califica de lenguaje casposo, anticuado, obsoleto, trasnochado, rancio, desusado, a todo mensaje o vocablo que haga alusiones al capitalismo, al imperialismo, a las desigualdades Norte-Sur, al terrorismo de Estado, al colonialismo… Se da por supuesto que son fenómenos desaparecidos y olvidados.
Algo muy parecido sucede cuando se habla de compromiso social y militancia activa, de movilización en las calles, de tomar conciencia de las injusticias del sistema vigente, de luchar por causas dignas como la igualdad de la mujer, la ecología, los derechos laborales, de enfrentarse al poder y denunciar las violaciones de los derechos humanos, de rebelarse contra las leyes injustas y represivas,… Parecieran temas de ciencia ficción, de películas en blanco y negro.
Desgraciadamente, la realidad dice otra cosa: El imperio del dinero, la injusticia, la desigualdad, el abuso de poder, la colonización de tierras y recursos, la invasión de países y la imposición por las armas, la manipulación mediática de las mentes, la corrupción, la impunidad… continúan espantosamente presentes y debidamente institucionalizadas. Paradojas del mundo actual: Todo cuanto es acorde con el perverso Sistema Establecido es moderno, legal y defendible, todo cuanto esté en contra es “antisistema”, es decir, “anormal”, “antinatural”, “anticuado” y “condenable”.
Berta Cáceres, activista hondureña, lleva años luchando por los derechos indígenas y contra la explotación medioambiental de las transnacionales y denunciando los asesinatos y persecución a los defensores del medio ambiente. Según Global Witness, en 2014 fueron asesinados 116 activistas medioambientales en 17 países, un 20% más que en 2013. Más de dos personas mueren cada semana en el mundo por defender sus tierras, sus ríos o sus bosques frente a la explotación. En Honduras, entre 2002 y 2014, fueron asesinados 111 activistas ambientalistas.
«En este país impune, responsable de graves violaciones de derechos humanos, los que luchamos por la tierra, por el agua, por el territorio para la vida, para que no caiga en manos privadas y sea destruido, ponemos la vida en riesgo. Aquí es muy fácil que a uno lo maten. El coste que pagamos es muy alto. Pero lo más importante es que tenemos una fuerza que viene de nuestros ancestros, herencia de miles de años, de la que estamos orgullosos. Ese es nuestro alimento y nuestra convicción a la hora de luchar», decía Berta el verano pasado.
A las amenazas por oponerse a proyectos de empresas transnacionales se añade otro elemento de riesgo: ser mujer.
«No es fácil ser mujer dirigiendo procesos de resistencias indígenas. En una sociedad increíblemente patriarcal las mujeres estamos muy expuestas, tenemos que enfrentar circunstancias de mucho riesgo, campañas machistas y misóginas. No es tanto la transnacional sino la agresión machista por todos lados. Esto es una de las cosas que más puede pesar para abandonar la lucha».
Berta no la abandonó, continuó en la lucha desde la coordinación del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), con el que consiguió echar de los territorios de la comunidad del Río Blanco a la mayor empresa constructora del mundo, la china Sinohydro. La Corporación Financiera Internacional, institución del Banco Mundial, también abandonó la iniciativa.
Por este, y otros logros, Berta recibió a finales de abril del año pasado el prestigioso premio Goldman, conocido como el Nobel del Medio Ambiente.
«Cuando iniciamos la lucha contra Agua Zarca yo sabía lo duro que iba a ser pero sabía que íbamos a triunfar, me lo dijo el río».
A pesar de tener medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en la madrugada del pasado jueves 3 de marzo, dos hombres armados asaltaron su casa en La Esperanza (Intibucá) y la asesinaron. Su pueblo y muchos pueblos hoy la están llorando. Y abrazan el dolor de su madre Austra Berta Flores, de sus hijas Laura, Marcela y Berta, de su hijo Salvador, de su nieto Camilo y sus compañeras y compañeros de lucha.
¡La han asesinado mientras dormía, mientras soñaba nuestros mismos sueños!
Escuchen su voz https://vimeo.com/157565758
En otros pueblos del mundo, avanzados, modernos y ‘democráticos’, seguramente considerarán una locura este compromiso de Berta y el testimonio de muchas otras Bertas.
Pero, oigan, de trasnochado y de ciencia ficción nada de nada, este es un testimonio muy real y muy actual.
¡Gracias, Berta Cáceres, y gracias a todas las Bertas del mundo!
Mirada Solidaria.es
Los grupos de presion resultan incompredidos y, en muchos casos, perseguidos, pero eso no hay que bajar la guardia porque al final del tunel aparece la claridad y la paz.