Hace 65 años, el 30 de enero fue asesinado Mahatma Gandhi por un nacionalista radical e integrista religioso.
De su madre aprendió el principio de “no hacer daño” que él tradujo como ‘no-violencia’. Del anarquista Tolstoi sintió la llamada a la resistencia frente al Estado. Del filósofo Thoreau aprendió la desobediencia como instrumento para enfrentarse a la injusticia.
Y así formuló que la esclavitud consiste en someterse y que la libertad exige desobediencia. A lo que añadió una dimensión organizada y colectiva, transformando la no-violencia en una técnica o método de lucha política y social.
Su espiritualidad profunda le llevó a la búsqueda de la verdad (satyagraha) que agrupa dos términos: satya (verdad) yagraha (fuerza). La búsqueda de la verdad a través de la fuerza interior le condujo a actuar en conciencia, le condujo a desobedecer y no cooperar con los obstáculos que se oponen a la verdad, que hoy llamamos ‘objeción de conciencia’.
Cuatro grandes líneas abarcan su pensamiento:
- su pensamiento místico al encuentro de la verdad a través de Dios
- el pensamiento político para conseguir la independencia de la India del dominio británico
- el pensamiento social para eliminar las desigualdades en la sociedad india, entre castas, entre hombre y mujer, y en la relación entre trabajo y capital
- su pensamiento sobre cómo preparar el cuerpo y el espíritu para lograr sus objetivos de transformación social.
Y sus principios inspiraron grandes movilizaciones sociales.
La Marcha de la Sal movilizó a millones de personas contra el impuesto británico a la sal.
El boicot a la escolarización británica, o a las manufacturas inglesas, en especial las textiles, lo llevaron en diversas ocasiones a prisión.
El retorno del hilado artesanal para conseguir la independencia de la India.
Abogó por la emancipación del Gobierno británico y por conseguir mayor igualdad social, económica y política.
Instauró métodos de lucha social novedosos: la desobediencia civil, la huelga de hambre, la revolución no-violenta contra la injusticia y la opresión.
La India conquistó su independencia el 15 de agosto de 1947.
Como cuenta E. Galeano, Winston Churchill había anunciado:
—Es alarmante y nauseabundo ver a este señor Gandhi, este maligno y fanático subversivo… La verdad es que tarde o temprano tendremos que hacerle frente, a él y a todos los que lo apoyan, y finalmente aplastarlos. De nada vale tratar de calmar al tigre dándole comida de gato. Y no tenemos la menor intención de abandonar la más brillante y preciosa perla de nuestra corona, gloria y poder del Imperio Británico.
Pero algunos años después, el 15 de agosto de 1947, la perla abandonó la corona.
En 1930, los ingleses, que prohibían a la población india consumir su propia sal, aunque fuera mejor y más barata que la importada de Liverpool, habían ridiculizado la Marcha de la Sal organizada por un hombre chiquito, escuálido, miope, que andaba medio desnudo y caminaba apoyado en un bastón de bambú. Comenzaron poquitos la caminata hacia la mar. Al cabo de un mes eran una multitud. Al llegar a la playa, cada peregrino recogió un puñado de sal y lo llevó a la boca. Así, cada uno violó la ley británica. Era la desobediencia civil contra el imperio británico.
Unos cuantos desobedientes cayeron ametrallados y más de cien mil marcharon presos.
Diecisiete años después, la desobediencia liberó a la India.
Gandhi estuvo nominado cinco veces al Premio Nobel de la Paz, y las cinco veces le fue denegado alegando que era nacionalista.
Muchas gracias, Maestro.
El mochuelo
(marzo-2013)
(Refer. Público.es/Tica Font/Gandhi, un revolucionario en busca de la verdad/03-02-2013.
http://verbiclara.wordpress.com/2012/08/15/la-perla-y-la-corona-eduardo-galeano/)
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