Fernando Macarro Castillo, más conocido como Marcos Ana (seudónimo formado con los nombres de sus padres), de Alconada (Salamanca), ha fallecido el 24 de noviembre con 96 años. Liberado en 1961 gracias a la actividad de Amnistía Internacional, fue el preso político que pasó más tiempo en las cárceles de la dictadura franquista: 23 años de presidio.
“Ni un muerto, ni mil muertos, ni todos los muertos del mundo me pueden devolver a mí estos trozos de mi vida que yo he dejado en los patios y en las celdas de las cárceles. Lo único que me podría recompensar un poco la vida es ver triunfantes los ideales por los cuales yo he luchado, por los cuales ha luchado toda una generación”
Con motivo de su fallecimiento, escribía Almudena Grandes: La muerte de Marcos Ana desordenó mi corazón para inundarlo de orgullo y de tristeza. Si alguien mereció el don de la vida, fue Marcos, un hombre íntegro como una roca, que entró en la cárcel con 19 años, condenado a muerte por un crimen que no había cometido, y salió a los 42 con su amor intacto. Él representó, tal vez, el mayor fracaso del franquismo, porque aquella prisión nunca logró doblarle, ni humillarle, ni arrebatarle la ilusión de la juventud que alentó en su interior hasta el final.
Le recordaré siempre como un ejemplo, y no sólo de entereza… Marcos escogió caminar por el mundo con los pasos sencillos de un poeta y la curiosidad de quien busca dejarse seducir por las cosas pequeñas. Transparente y leal, cariñoso, tan admirable como su propia historia… Cada cual llora a sus muertos como puede, como sabe, como se lo merecen. Yo lloro hoy la ausencia de Marcos Ana desde el privilegio de haberle conocido, desde el compromiso que impone su memoria y desde la tristeza de saber que no volveré a verle sonreír.
Marcos Ana se aficionó a las letras entre rejas. A fuerza de soledad.
Decidme cómo es un árbol
Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,
habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte sin cerradura
y sin llave como la choza de un pobre,
decidme cómo es el beso de una mujer,
dadme el nombre del amor
no lo recuerdo.
¿Aún las noches se perfuman de enamorados
tiemblos de pasión bajo la luna
o solo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mi rosa?
22 años, ya olvidé
la dimensión de las cosas,
su olor, su aroma,
escribo a tientas el mar,
el campo, el bosque, digo bosque
y he perdido la geometría del árbol.
Hablo por hablar asuntos
que los años me olvidaron.
No puedo seguir:
escucho los pasos del funcionario.
Autor de varios poemarios, Marcos Ana fue propuesto para el premio Príncipe de Asturias por el escritor y premio Nobel José Saramago. Fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo en 2009 y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (2011).
Yo denuncio
Yo no pido clemencia. Yo no pido
con un hilo de voz descolorida
perdón para la vida que me deben.
Odio la voz delgada que se postra
y el corazón que llora de rodillas
y esas frentes vertidas en el polvo,
hecha añicos la luz del pensamiento.
Yo no pido clemencia. Yo no junto
las manos temblorosas en un ruego.
Arden voces de orgullo en mi palabra
cuando exigen -sin llanto- que las puertas
de la venganza oscura se derriben
y a los hombres descuelguen de sus cruces.
Yo no pido clemencia. Yo denuncio
al dictador cadáver que gobierna
la vida de los hombres con un hacha
y ahora quiere dejar para escarmiento
mi cabeza cortada en una pica.
Yo no pido clemencia.
Doy banderas.
Paso de mano el golpeado
corazón de mi pueblo prisionero.
Mirada Solidaria.es
Deja una respuesta