Allá estaba el viejito, sentado bajo la sombra de una gran morera, hojeando el periódico.
¡Cuánto olor a sangre en el siglo XXI, en este mundo supuestamente tan avanzado y desarrollado, en esta sociedad aparentemente tan culta y moderna!, nos dijo.
* Conflicto palestino. Así llaman al genocidio palestino. En un mes las cifras de la ONU señalan: 1.930 muertos palestinos (75% civiles); 447 niños muertos; heridos más de 10.000; desplazados 250.000; casas dañadas más de 25.000; toda la población de Gaza sin electricidad; más de mil edificios destruidos: colegios, mezquitas, hospitales, clínicas, mercados…
Por parte de Israel: 67 fallecidos, tres de ellos civiles.
Alivia ver a cientos de miles de personas y organizaciones protestando en varias ciudades del mundo. Alivia leer la carta de 66 premios Nobel y 203 eurodiputados pidiendo el fin del bloqueo de Gaza. O que 1.200 profesores e investigadores universitarios del Estado español pidan romper las relaciones académicas con Israel. O más de 660 firmas de historiadores de numerosas universidades de Estados Unidos deplorando los ataques realizados contra civiles y el desmedido daño que el ejército israelí, armado y apoyado por Estados Unidos durante décadas, está infligiendo a la población de Gaza.
Duele observar informaciones tendenciosas en los Medios: Si eres un niño palestino, mueres. Si eres un niño israelí, te asesinan.
Avergüenza contemplar a los gobernantes mundiales, la llamada Comunidad Internacional: Su indiferencia, sus discursos vacíos, sus declaraciones huecas, sus posturas ambiguas,…
Escandaliza que nunca pase nada, que la impunidad de Israel nunca se cuestione, que continúen hablando de equidistancia equiparando al verdugo y a la víctima.
¡Qué grotesco y qué terrible!
* La fuerza de las armas. La Ley del más fuerte disfruta de total vigencia y en nombre de la paz se activan las armas y en nombre de la democracia se retuercen los principios y los acuerdos internacionales para imponer con bombas intereses geopolíticos y territoriales.
El pueblo palestino es castigado y masacrado por haber elegido democráticamente al gobierno de Hamás, que estaba prohibido por las potencias occidentales.
Por intereses geopolíticos, dos grandes potencias, Rusia y Estados Unidos con sus acólitos europeos, se enseñan los dientes a costa del pueblo ucraniano. No les importó a las potencias occidentales apoyar a grupos nazis (como Svoboda) para derrocar al presidente legítima y democráticamente elegido, Víctor Yanukovych.
La sangre sigue corriendo en Egipto, porque también el pueblo egipcio se equivocó eligiendo a un gobierno “no grato” para las potencias occidentales. Así pues, Occidente apoyó una dictadura militar para destituir a través de un golpe de Estado al presidente elegido en las urnas Mohamed Mursi y perseguir a los Hermanos Musulmanes como grupo terrorista.
Las protestas del pueblo sirio contra la dictadura de Bashar al-Assad ya le han costado 170.000 vidas en tres años. ¿Y cuántas víctimas mortales se cuentan en el pueblo del Sudán del Sur o en el pueblo de la República Centroafricana? ¿Cuántos miles y miles de civiles han muerto en el pueblo afgano, o en el pueblo pakistaní, o en el pueblo iraquí? Habrá que preguntarlo al policía del mundo, Estados Unidos.
* Mientras Naciones Unidas juega a la “gallinita ciega”, más de 30 choques armados permanecen activos en el mundo; más de 51 millones de refugiados (50% menores) abandonaron su casa y su tierra por la guerra, la violencia, la persecución o la violación de los derechos humanos, superando así la cantidad de personas forzadas a huir desde la Segunda Guerra Mundial; la violencia sexual contra las mujeres se utiliza sistemáticamente como arma de guerra y se viola los derechos de los menores mediante su reclutamiento y abuso.
¡Qué sinsentido! Cada minuto se gastan en el mundo 3,3 millones de dólares con fines militares.
¿Para qué sirve la ONU y su famosa Carta de las Naciones Unidas señalando como misión fundamental: “velar por la Paz y la Seguridad Internacional”?
Realmente parece una broma, viendo a la gran potencia norteamericana decidiendo, al margen de la ONU, sus “bombardeos humanitarios” y a sus aliados europeos enviando arbitrariamente armas a países en conflicto.
* Ébola. Entre los ‘bombardeos humanitarios’ se ha colado en la prensa el tema del virus ébola. Es un viejo asunto que apareció en 1976, pero, al circunscribirse en África, no se valoró como problema en Occidente y, por tanto, no se hizo por encontrar un medicamento eficiente.
Pero, según Médicos Sin Fronteras (MSF), el brote está diezmando a los médicos que intentan allí salvar vidas. Ya se habla de miles de personas muertas e infectadas, pero, como es sabido, son africanas y encima pobres.
Ha aparecido un tratamiento experimental que, en principio, se aplicó a dos norteamericanos afectados y al religioso español trasladado a España con gran parafernalia y espectacular montaje publicitario.
Ahora la OMS (Organización Mundial para la Salud) dice que ese tratamiento no podrá llegar a los más desfavorecidos, las dosis son muy escasas, pues ningún gobierno ni laboratorio han invertido en ello.
A pesar de la desgracia, hay quien está utilizando el problema de forma interesada: Hay voces que consideran justificado ahora un mayor control de los movimientos migratorios procedentes de África. O, por ejemplo, Radio 5 de RNE (España) daba la noticia de un informativo en África donde, debido a la enfermedad, “se van a restringir las reuniones públicas como las marchas o las manifestaciones” (Nada dice de los partidos de fútbol, las misas o los conciertos de música).
Ahora sale la OMS diciendo que se ha “subestimado enormemente” la situación, cuando fue la propia OMS la que tachó de “exagerada” a la organización Médicos Sin Fronteras cuando dio la alerta en marzo.
Más indignante aún es escuchar a las autoridades y los medios europeos diciendo “que no debemos preocuparnos, porque el problema está controlado”. Como diciendo que el ébola no llegará a Europa. ¿Cómo que no preocuparnos? ¿Es que vale más la vida de un europeo que la de un africano?
¡Qué curiosos los valores y criterios que se manejan hoy día!
Mirada Solidaria.es
Hoy ser médico y estar en Africa es una heroicidad. Mi felicitación a Médicos Sin Fronteras.
Organización a la que estuve vinculado, eso sí desde mi domicilio en España, con donaciones económicas. Fui vocero, dentro de mis pposibilidades, de la labor sanitaria, que desarrollan en Sudamérica y en África.