Es una gran dicha que todo ser humano pueda participar y aportar a la Historia de la humanidad.
La Historia no está prefijada ni determinada, sino que es una construcción humana, que vamos tejiendo los individuos y las sociedades, un conglomerado de voluntades, aunque las interpretaciones pueden variar dependiendo de la perspectiva de quien la cuente.
La Historia no pertenece a nadie en particular, no es propiedad exclusiva de nadie, sino que es un patrimonio compartido por la humanidad, un legado colectivo. Cuán ridículos resultan esos políticos insolentes y comentaristas engreídos, que consideran cualquier cambio electoral como algo definitivo, como una ‘meta histórica’, ‘o nosotros o el caos’, ‘o nosotros o el fin del país’.
Bien sabemos que la Historia es un mar de vaivenes, de diversas corrientes marinas con rutas y velocidades diferentes según la influencia de factores varios. Ya ven, hasta un bichito como el COVID es capaz de trastocar en pocos días la sociedad mundial.
Cuando se tiene ya cierta edad, vuelven los recuerdos. Ya has visto avances tecnológicos asombrosos, cambios generacionales, cambios económicos, ideológicos, religiosos, deportivos, culturales, has visto desigualdades sociales, resultados electorales buenos o malos, sorprendentes o previstos…Y la experiencia termina haciéndote más sereno que depresivo, más resistente que eufórico o catastrofista. Y ves que, a pesar de tantas injusticias y sufrimientos, la vida sigue.
Ante los resultados electorales, o ante las presiones ultraconservadoras, ves que la vida continúa y también el deseo de seguir defendiendo las ideas y actitudes que cada cual cree deben ser defendidas. Las alternancias electorales sólo significan que la democracia está viva, se mueve. Es cierto que ‘tal y como soplan los vientos internacionales, desde Turquía a la India, desde Pekín a Nicaragua o Irán, con Italia y Europa por medio, no soplan buenos vientos para la democracia a la hora de imaginarnos el futuro’. Pero es una suerte ganar o perder en paz, y que la vida continúe, y no dejarnos envenenar ni convencer de que el cambio es imposible, porque no lo es.
La democracia como la Historia están vivas, y podemos seguir forjándolas entre todos y todas hacia un futuro mejor. Luchando se consiguieron los derechos actuales, no los regalaron. Y el sistema social siempre será mejorable.

El conocido director de cine Ken Loach lleva 50 años dignificando a la clase obrera y denunciando el neoliberalismo y sus mecanismos del miedo. Con motivo de su presencia en el reciente Festival de Cannes, tuvo una breve entrevista con los periodistas:
–“Es una cuestión de movilización, de encontrar una organización que consiga una forma de organizar a la gente y que las personas que luchen contra el cambio climático también apoyen a quienes exigen condiciones laborales y salariales justas. Son las grandes corporaciones las que están destruyendo el planeta, y esas son las mismas personas que están reduciendo los salarios, y son las mismas personas que son dueñas de los periódicos, y son las que dicen que nuestro principal problema son los inmigrantes. Sirven al mismo interés, a preservar el status quo.Creo que la gente se está dando cuenta de esto, y esa unidad de entendimiento puede darnos esperanza”.
-Entonces, ¿Ken Loach es optimista o no?
–“Tengo que serlo, maldita sea. Esto es como el fútbol. Hay un partido nuevo cada sábado. Puede que hayamos perdido los últimos tres, pero volvemos a jugar el sábado y puede que ganemos. La esperanza es un asunto político, porque si la gente tiene esperanza y se les dice que tienen la fuerza de cambiar las cosas podremos avanzar. Si no tienen esperanza, si están desesperados, votarán por la extrema derecha, por los fascistas. Así que la esperanza es un asunto político, la esperanza da fuerzas y da la capacidad de cambiar las cosas. Las personas que son fuertes tienen confianza en su propia capacidad. Las personas que no tienen esperanza son cínicas y se encogen de hombros. La anarquía alimenta a la derecha, la esperanza alimenta a la izquierda. Por izquierda me refiero a la gente que imagina que otro mundo es posible. Creo que la esperanza es esencial”.
Por eso repetimos que la Historia no es de nadie ni es inmutable, que la vida continúa, que la democracia está viva, que la esperanza vence al miedo y da fuerzas para cambiar las cosas. El cambio, aunque parezca muy lento, es posible y está en nuestras manos.
¡¡¡APLAUSOS INGENTES Y PERMANENTES A LO TUYO Y A LO DE KEN LOACH!!!