El 24 de Junio se produjo un ‘bombazo’ en Europa. Todos los gobiernos, todos los medios, en todos los rincones de Europa y en los organismos internacionales se habló del Brexit. Los jefes de Europa amenazaron a los países europeos con ojos de ira: ¡Fuera de la Unión Europea no sois nada! Pero más allá del Reino Unido, a las poblaciones del resto de países, y no digamos de Latinoamérica o de otros Continentes, les trajo sin cuidado ese tema del brexit. La gente estaba en lo suyo, ocupada con sus tareas y preocupaciones cotidianas.
¿Qué es el brexit? Pues ni más ni menos que el resultado de un referéndum, celebrado el 23 de junio, organizado en el Reino Unido para preguntar a su población: ¿Debería el Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea o abandonar la Unión Europea?. Y ganó por mayoría de votos “la salida de la Unión Europea” (British exit, el Brexit).
Fue un ‘bombazo’ porque ese resultado era contrario a los intereses del propio gobierno británico, a los intereses de los líderes de la Comunidad Europea, a los intereses de la Banca internacional y de las Empresas Multinacionales,… Hasta el mismo Obama vino a hacer campaña a favor de la permanencia en la Unión Europea.
Interrogantes y lecciones. Observando desde lejos, se aprecian mejor los nervios de unos y otros, las alarmas, el juego de intenciones e intereses, las predicciones de los agoreros, las mentiras y manipulaciones… Inevitablemente surge una multitud de incógnitas e interpelaciones.
Han sido conservadores de derechas los promotores del Brexit y no revolucionarios de izquierdas. ¿No se cuestiona la Unión Europea por qué la extrema derecha nacionalista sigue avanzando en Europa?
Han sido organismos y poderes económicos (FMI, BCE, bancos, bolsas, primas de riesgo,…) los que han reaccionado y no la ciudadanía europea, excepto unos sectores dentro del propio Reino Unido.
Han sido los dirigentes y miembros de la Comunidad Europea quienes se ofendieron por la decisión de los británicos, los mismos dirigentes que colman de privilegios al Reino Unido (con moneda propia y no el euro comunitario; con un parlamento británico menos dependiente de Bruselas; con peculiares medidas anti-inmigrantes; con excepciones financieras, etc.). El Reino Unido hace tiempo que vivía con una pata fuera de la UE.
Han sido las autoridades comunitarias que amenazaron y alarmaron contra el Brexit, las mismas que amenazaron en sentido contrario a Grecia con la expulsión (Grexit) si no se humillaba y sometía totalmente. La Unión Europea débil con los fuertes y fuerte con los débiles.
Han sido críticas al Brexit sólo basadas en argumentos económicos pero nunca sociales. Como si la Unión Europea sólo fuera una comunidad de mercaderes. Han olvidado que un referéndum es un acto de participación democrática y no un instrumento que ‘carga el diablo’. Que la decisión de la mayoría de un pueblo es un acto de libertad democrática, así sea contra su gobierno, o contra Obama y los líderes de la UE.
Han sido los órganos comunitarios, siempre dirigidos por los poderes neoliberales, quienes han impuesto políticas antisociales (económicas, laborales, ambientales, energéticas, migratorias…) que están hartando a las clases populares, porque causan desempleo, pobreza, desigualdades, exclusión social, precariedad, derrumbe de la calidad de servicios públicos, corrupción, despilfarro, mala calidad ambiental… Crece el descontento, la desconfianza y el rechazo, y no sólo dentro del Reino Unido.
Han sido los líderes de la UE los que han celebrado una cumbre, ya sin el Reino Unido, para intentar proyectar una imagen de unidad. ¿Unidad de qué y para qué…?. El mismo día en que todos los líderes europeos condenaban rotundamente el terrorismo y enviaban mensajes de condolencia al Presidente de Turquía por el atentado en el aeropuerto de Estambul (con 42 muertos y 239 personas heridas), esos líderes no han dicho una sola palabra sobre el barco rescatado del fondo del mar Mediterráneo con 700 refugiados muertos en su bodega. Difícilmente la UE podrá justificar sus infracciones al derecho internacional de los refugiados y ocultar el maltrato que les dispensa.
La Unión Europea tiene ahora otra oportunidad de reflexionar y decidir cómo actuar de cara al futuro. O contempla las necesidades y demandas de las poblaciones de los distintos países miembros, o sigue exclusivamente el camino de sus intereses económicos y directrices neoliberales. Que se atenga a las consecuencias.
Mal asunto si la primera medida va a ser aprobar en secreto un tratado comercial entre la UE y Canadá (CETA) sin la valoración de los parlamentos nacionales.
Mal asunto que la primera ratificación es que no se planteará ningún cambio del Tratado (que, por cierto, ni siquiera sometieron a consulta de los parlamentos), lo cual no significa, según Ángela Merkel, que exista miedo a referendos similares al británico en otros países. ¿De veras no hay miedo al contagio del Brexit?.
Mal asunto si también continúan negociando secretamente un Tratado Comercial con Estados Unidos (TTIP) sobre el que recaen múltiples críticas y desacuerdos.
Mal asunto si la Unión Europea no entiende el Brexit también como un aviso.
El mal de los Imperios, de los Sistemas, de los Poderosos es siempre el mismo: se creen eternos. Olvidan que igual que tuvieron un inicio van a tener un fin. La Historia no es estática, no es fija, no es inamovible, como tampoco lo es el ser humano.
Mirada Solidaria.es
Otra manifestación más del sistema-basura que nos maneja. Y lo peor, como siempre, es la complicidad de la mayoría de todos nosotros.
Gracias por otra excelente mirada.