
Quizás quede alguien que no lo sepa, pero muchos millones de personas en el mundo saben que en 2022 se celebrará en Qatar la Copa Mundial de Fútbol organizada por la FIFA. Del 21 de noviembre al 18 de diciembre, 32 selecciones disputarán el título mundial y la ganadora elevará la copa y añadirá una estrella a su escudo.
El fútbol no exige democracia, así que no le importa que Qatar sea una monarquía absoluta. Lo que importa es que es un país riquísimo, por su petróleo y el gas natural, y tiene la mayor renta per cápita del planeta. Por otra parte, no nos engañemos, el fútbol es capaz de tapar las mayores injusticias y violaciones de derechos humanos, sea en ese país o en cualquier otro.
¡Se mueve tanto dinero en un Mundial de Fútbol! ¡14.000 millones $ en el Mundial de Rusia 2018! Para FIFA más de 4.000 millones.
Dice el antropólogo Manuel Mandianes que el fútbol es utilizado por los políticos y por las mafias. ¿Por qué el fútbol y no otro deporte? ¿Por qué no el teatro o la danza? ¿Por qué ese irresistible y avasallador influjo de sensaciones embriagadoras, deshumanizadoras y desenfrenadas, propio de los estadios?
“Pan y circo”, era una expresión del poeta romano Juvenal criticando la corrupción en Roma, cuando los emperadores regalaban trigo y entradas para los juegos circenses como forma de mantener al pueblo distraído de la política. Ahora, el historiador David Álvarez comenta que el circo romano fue un espectáculo, no un deporte, y generaba unas pasiones inenarrables, en muchos sentidos comparables a los que genera el fútbol hoy en día. Hablamos de identificación con colores hasta el límite: familias que se rompían porque unos seguían a los Verdes y otros a los Azules; existía lo que podríamos llamar ultras hoy; había todo un submundo que vivía y se aprovechaba del circo… La similitud es brutal.
¿Eso es el fútbol? Al parecer, la pasión se traga al deporte y el negocio se traga a los dos. El juego se ha convertido en espectáculo. Pocos son los protagonistas y muchos los espectadores. Un espectáculo apasionante y uno de los negocios más lucrativos del mundo.
Y volviendo al evento, a la vista están las obras en Qatar con motivo del Mundial: un nuevo aeropuerto, carreteras, transporte público, hoteles, una nueva ciudad y siete estadios de fútbol son algunas de las nuevas construcciones. A la vista están los 2 millones de inmigrantes “importados”, que han supuesto el 95% de la mano de obra.
Lo que no está a la vista son los obreros inmigrantes muertos en Qatar: Desde que la FIFA adjudicó en 2010 el Mundial a Qatar, la cifra de trabajadores muertos va camino de los 10.000. Son inmigrantes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh, Sri Lanka, Filipinas y Kenia, en la construcción de los estadios e infraestructuras para el Mundial, según Fundación Internacional para la Democracia. Ante las denuncias, el gobierno qatarí se limita a lamentar las muertes y a decir que los trabajadores tienen atención médica gratuita.
Amnistía Internacional hace un catálogo de maltratos: hacinamiento y falta de higiene, mentiras sobre el salario, retrasos en el pago de salarios, les confiscan pasaportes y así no pueden salir de la zona del estadio o del campamento, ni pueden salir del país ni cambiar de trabajo, trabajos forzosos y amenazas si reclaman… Todo para cobrar 220 dólares al mes.
Por eso dicen que el fútbol es como ‘una buena capa que todo lo tapa’, tapa injusticias y hasta las epidemias, la corrupción, las crisis y las penurias familiares.
Por cierto, ¿Cómo le va a tu selección? ¿Logrará clasificarse para el mundial? ¿Te has comprado ya la camiseta para animarla? ¿Sacarás la bandera a tu ventana durante el mundial? ¿Te perturba o desestabiliza personalmente un partido de futbol?…
¡Suerte y que no te metan muchos ‘goles’!
¿Qué decir que no se haya escrito?
Pues eso «fumbo», que decía/dibujaba Forges.
«¡¡¡FÚTBOLLLLL, FÚTBOLLLLL, FÚTBOLLLLL, Y MÁS FÚTBOLLLLL. Declaraciones del Hipócrita de turno y más fútbol otra vez» que gritaba Rafael Amor en su Pequeño manual del reprimido.