No recuerda si era sábado o domingo, pero era un programa mañanero de la Cadena SER en agosto. Él estaba muy conforme con lo que decían aquellas mujeres y hombres sobre la vejez.
Yo soy uno de esos, nos dijo Donta, tengo más de 70 años y pertenezco al colectivo ‘más vulnerable’ de la Covid. Pareciera que nos han señalado con el dedo para condenarnos. Cuentan que el 80% de todos los fallecidos por Covid en España han sido personas mayores de 75 años. ¿No les parece que son muchos los condenados…?
En verdad, la gente mayor cuenta poco en esta sociedad. El envejecimiento se ve muy negativo y está encasillado en el campo sanitario. Y nos hemos vuelto tan tontos que abundan las terapias anti-envejecimiento, como si envejecer no fuese un proceso natural de la vida.
¿Y por qué hablan de nosotros como “los ancianos”, o dicen “nuestros mayores”? Como si estuviéramos fuera de juego, como si fuéramos pertenencia de alguien y alguien tuviera que decidir siempre por nosotros. Sin embargo, cuando hablan de los adultos dicen “la sociedad”, ellos sí tienen derechos políticos, sociales, laborales… A los mayores se nos infantiliza. Y tampoco somos simplemente “abuelos o abuelas”, que no es más que un rol familiar. Somos PERSONAS MAYORES y así nos deberían llamar, lo primero y principal es que somos personas.
Este sistema loco nos divide: O somos niños, o adultos, o mayores. Los niños no piensan y los mayores son innecesarios, porque ya les sacaron el jugo. Y son expulsados, aunque aún sean activos, y llevados a residencias donde quedan aislados, para que no molesten. Y allí son olvidados. Incluso en las residencias estorban y son muchas veces maltratados.
Pronto se olvidaron de que en la anterior crisis las personas mayores les sacaron las castañas del fuego a muchas familias, cuidaron de los nietos, compartieron su vivienda y su paga de la pensión… Ni siquiera esa función ha sido valorada debidamente.
Y con la Covid se ha visto más claro aún: Importa más la economía que las personas. Quien mejor lo dijo fue ese tal Bolsonaro: “Hay que recuperar la economía, caiga quien caiga”. ¡Qué tremendo! Y como las personas mayores son consideradas “inútiles” económicamente, con mayor razón les colocaron las primeras en la lista Covid.
Aquí hay un problema ético social: Los seres humanos necesitan cuidados y apoyos, nacimos frágiles y sobrevivimos como especie porque nos ayudamos. Cuando los miembros pueden producir más para los demás lo hacen, pero cuando necesitan cuidados han de recibirlos. Y esa es la calidad de una sociedad. Cuando una sociedad no atiende adecuadamente a sus miembros necesitados, esa es una sociedad fracasada. No puede ser que las personas mayores valgan mientras sean útiles y cuando baje su rendimiento sean olvidadas. Sin apoyo mutuo, estás solo en la sociedad. La sociedad no puede regirse sólo por criterios de utilidad económica. Si pretendemos un horizonte más positivo, ha de cundir el criterio de dignidad de que todas las personas valemos lo mismo.
Esta sociedad camina hace tiempo cabeza abajo, está borracha con tanto “crecimiento económico”. No puede ser el objetivo principal el “crecimiento” a costa del planeta y de caiga quien caiga. Como no puede ser que un presupuesto nacional destine un 4% a sanidad y un 21% a armamento. El lema neoliberal “caiga quien caiga” es lo más antisocial. Ni las personas ni el planeta están en el centro del discurso. Y si seguimos así, seremos una especie fracasada, por no haber conseguido un sistema que funcione mejor sino peor. Os lo dice una persona mayor del grupo de los vulnerables.
La ventana del mochuelo
(Refer. Programa A VIVIR de la Cadena SER 22/8/2020. Viñeta de Iñaki y Frenchy)
Gran verdad, aunque muy triste.
Gran verdad, aunque muy triste.