No lo podía remediar, este tipo de farsas le hacían sufrir.
Pero, bueno, optó por corresponder y saludar a sus familiares y amigos con un ¡Felices Fiestas, Feliz Navidad, o Feliz Año Nuevo!
No le quedaba otra: o se callaba mustio, o sonreía y correspondía a los saludos.
Pero muchos saben que la Navidad, en los países occidentales y “desarrollados”, es un puro montaje de derroche consumista. Por eso le parece una farsa navideña, un tiempo de conflicto entre el consumismo y la pobreza, en el que la maquinaria consumista (ya tradicional) echa un pulso ventajista a los pobres, sólo a los pobres. Los demás no tienen problema.
Como diría el maestro Galeano, la explosión del consumo mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales.
Pues sí, la parranda navideña aturde y nubla la mirada. Y cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar.
El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Es el mensaje universal de la publicidad, también en la Navidad.
Ya ven, se prohíben los escraches a los políticos y autoridades, pero no los escraches publicitarios contra la población. Los anuncios invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.
Pero, por favor, no se corten… Adelante con los besos y los abrazos, los brindis y las felicitaciones, los buenos deseos y las celebraciones… ¡Es la Navidad! ¡Es el año nuevo!
No hay por qué dudar de la buena voluntad…
Bueno,…eso de las cenas solidarias, bailes solidarios, tómbolas solidarias, borracheras solidarias… Parece que con buena voluntad se dan limosnas a los pobres y con buena voluntad se les excluye. Quien no tiene dinero para consumir es automáticamente excluido de esta sociedad repleta de buenas voluntades.
¡Pongan cuidado en que no les pongan ‘mal cuerpo’! ¡Que no les amarguen la fiesta! Con suerte no se encuentran con nadie durmiendo en la calle, o con alguien rebuscando en el contenedor de la basura, o con familias que han perdido su casa, o con algún anciano abandonado, o con niños dejados de la mano de Dios, o con jóvenes o padres de familia en desesperante desempleo, o con alguna mujer marcada por el maltrato, o algún inmigrante salvado por los pelos de las aguas,…
Curiosa paradoja navideña: Todos esos que, actualmente, nacen, viven y permanecen en los “establos” son quienes ahora nos ponen ‘malos cuerpos’ en Navidad.
Siempre fue así: Ante la realidad se quiebran las propagandas y los “cumplidos”.
Eso sí, siempre es buen tiempo para darnos un abrazo y desearnos algo bueno.
El mochuelo
(diciembre-2014)
Deseémonos, al menos, desear de verdad hacernos más pobres para que los que lo padecen lo sean menos. Y cumplamos ese deseo.
Así sí Feliz Navidad y año nuevo para todos.
De Mochuelo a Mochuelo, siempre leo con interés tus escritos. El de hoy me ha hecho llorar.Soy de lágrima fácil, sobre todo de un tiempo a esta parte, pero estas fiestas siempre han sido tristes para mi. El sufrimiento de muchos se quiere tapar con ruido, adornos, regalos y derroche…un horror! al que a veces, sin ser muy conscientes de ello, todos contribuimos.
Deseos para el nuevo año: que todos seamos más conscientes del papel que nos toca desempeñar a cada uno en el tiempo y circunstancias que nos ha tocado vivir y fuerzas y valor para hacerlo.