
Qué gran dicha disfrutar de ojos que ven, que ven y que sienten. Así tengan que hincharse a veces de llorar, o apretarse de rabia, o bajarse de vergüenza, ante una realidad tan chirriante.
Países como el Reino Unido están negando la condición de refugiados, aunque lo sean y lo demuestren. La nueva ley prohibirá el asilo a quienes accedan de forma irregular y les deportará. ¿A dónde pueden ir las personas que huyen de una guerra, o de la persecución por ser minoría, o por tener diferente religión, o por pensar de otra manera? ¿Por qué no funciona el Estatuto de Refugiado ni se reconoce el derecho de asilo? En el pasado se acogió a centenares de miles de rusos, europeos, sirios, americanos… ¿Por qué ahora no?
Milos es un militar de 54 años que combate en Ucrania: “En Bajmut se combate casa por casa, cuerpo a cuerpo. En el frente no hay momentos buenos, solo hay malos. Los rusos pierden cada día como mínimo 800 soldados y los ucranianos también muchos, muchos. Nosotros matamos a todos los rusos que podemos, porque así no podrán atacar otros sitios. Así lo piensan nuestros jefes. La empresa rusa de mercenarios Wagner utiliza en primera linea a presidiarios a los que prometen anular su pena si sobreviven seis meses en la guerra. Su poca experiencia les convierte en carne de cañón. Hay ciudades que casi han quedado borradas del mapa…”. ¿Cómo pueden salir palabras así de la boca de un ser humano? ¡Matamos a todos los que podemos!
“La playa parece un cementerio”. La barca naufragó cerca de la costa de Calabria. Fue el pasado 26 de febrero. Eran migrantes de Afganistán, Irak, Irán y Pakistán. Sólo 80 sobrevivieron de las 180 personas a bordo. La corriente arrastró decenas de cadáveres a la playa, entre ellos varios niños. Habían recorrido 1.078 km por mar para acabar muriendo a tres metros de la orilla. Por mucho que la ONU insista en las rutas seguras, los pobres tienen las puertas cerradas. Cada año mueren miles por el camino. Son personas, pero son pobres, y ese es su mayor impedimento. El gobernador de Calabria dijo: En el fondo, los naufragios y los ahogados nos dejan indiferentes, la emoción dura un instante, los gobernantes se hacen los locos y no se buscan soluciones.
El inicio de año más sangriento en las últimas dos décadas de conflicto entre Israel y Palestina. El 22 de febrero el ejército israelí mató a 11 palestinos e hirió a otros 102 durante una incursión en Cisjordania. El ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, aplaudió a los héroes de la redada. Ni se analizan los hechos, ni se determinan responsabilidades. Israel cuenta con la bendición de Estados Unidos y con la anuencia de la Comunidad Europea. Este Gobierno de Netanyahu no quiere soluciones para Palestina, sino avivar el conflicto (más muertos y heridos en Benín y Nablús, la visita provocadora a la explanada de las mezquitas en Jerusalén…) Palestina está invadida, torturada, encarcelada, prohibida… Y la comunidad internacional, la democrática, la defensora de los derechos humanos y los derechos de los pueblos, permanece impasible.
En la era de la inteligencia artificial se muere de hambre. En pleno siglo XXI, con el mayor desarrollo tecnológico jamás visto, aún no hemos dado con la tecla para evitar que millones de seres humanos mueran de hambre. Cada 4,25 segundos muere una persona por hambre. La hambruna alcanza a 839 millones de personas en el mundo. La situación ha empeorado. Y la inseguridad alimentaria golpea a 2.300 millones de personas, una de cada cuatro en el mundo. Se apunta a los conflictos armados, al cambio climático, al encarecimiento de alimentos, a las epidemias y desastres naturales. Pero hay comida para todos: desde hace 70 años, la producción de alimentos se ha multiplicado 3,6 veces y la población sólo 2,5 veces. La verdadera causa del hambre y la desnutrición es la pobreza.
Realidad cruel y nada virtual. Ocultarla es falsearla. ¡Mejor seguir viendo y el corazón sintiendo! Es un deseo de ser humano.
Gracias, querido Domingo, por esta reflexión tan cruel e inhumana que los grandes medios ocultan. Gracias por denunciar esta triste realidad, donde el ser humano pobre no cuenta para este Sistema. Donde los ricos cada vez más ricos y los pobres más pobres. Un mundo insensible al sufrimiento humano. Gracias, por despertarnos esa sensibilidad humana, que debemos despertar, si pretendemos un mundo mas justo y humano.