¡Y cuánta rabia y profundo rechazo a todas las guerras e invasiones!
Parece una historia interminable. El imperialismo y sus negocios de la guerra. Y los pueblos poniendo los muertos. Cadáveres que tienen un nombre, un padre, una madre, quizás unos hijos… Víctimas horrorizadas huyendo a cualquier parte. ¡Qué disparate y qué tristeza!
Las guerras con sus paradojas. La invasión de Ucrania es otra atrocidad más. Unos decretan las guerras y otros son los que las padecen. «A veces pienso que la Humanidad camina hacia la barbarie. El 90% de las víctimas en la Primera Guerra Mundial eran soldados. Ya en la Segunda, la mitad fueron civiles. Ahora, en las guerras el 95% de las víctimas son civiles.» (*)
¿Quién está subvencionando esta guerra…? La Unión Europea paga cada día a Rusia 1.000 millones de euros por importación de energías. Eso son unos 30.000 millones al mes. ¿Se imaginan la cantidad de armamento que se puede comprar con tanto dinero?
Como dice Enric González, encautamos bienes de Vladimir Putin y sus amigos, cerramos bancos rusos, hundimos el rublo. Pero enviamos puntualmente la factura del gas a Moscú, no sea que nos cierren el suministro. El gas lo necesitamos y por tanto no se discute. ¡Qué triste!
Viene al recuerdo este poema de León Felipe que él mismo recita:
¡Qué pena!
¡Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!
¡Qué pena si esta vida nuestra tuviera
—esta vida nuestra—
mil años de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
¡y los mismos, los mismos poetas!
¡Qué pena,
que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!
(*) Refer. Alberto Navarro, Director Oficina Humanitaria Unión Europea
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