Mayorías de papel
¿Qué valor tienen las mayorías en la ONU? Ojo, que son los representantes de todos los países del mundo. Ejemplo: El 3 de noviembre votaron una resolución pidiendo el fin del bloqueo económico estadounidense impuesto a Cuba hace 60 años. Resultados: 185 votos a favor, dos en contra (Estados Unidos e Israel) y dos abstenciones (Brasil y Ucrania). Una mayoría aplastante pidió el fin del bloqueo a Cuba, defendiendo la ‘igualdad soberana de los estados, la no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales’.
Dicen que esa ‘resolución no es vinculante’. Ninguna resolución es vinculante cuando va en contra de Estados Unidos. Diversos representantes tildaron el bloqueo de ‘injusto’, ‘ilegal’, ‘inaceptable’, ‘criminal’, ‘inhumano’, ‘desproporcionado’… Treinta veces han condenado ya en la ONU el embargo estadounidense contra Cuba. Para nada. Por lo visto, la jerarquía es un grado.
Los perjuicios se elevan a 15 millones diarios de dólares, unos 154.000 millones en 60 años.
Con razón se piensa que no es el sistema comunista sino el bloqueo económico la causa principal de las privaciones, carencias y sufrimientos de las familias cubanas.
El negocio de la guerra
Los meses pasan y la guerra sigue en Ucrania, los muertos, los desplazados, la destrucción…
También los beneficiarios: los fabricantes de armas y sus mercaderes, los legales que abastecen a países europeos donantes de armamento y las mafias que saquean estos arsenales despachados a Ucrania. Por las rutas de tráfico ilegal circulan rifles de asalto, pistolas, granadas, drones…hacia Escandinavia, Suecia, Dinamarca y Países Bajos.
La industria armamentística de EEUU es el negocio mayor del país y la mayor exportadora de armas en el mundo. Recibe millonadas por las armas enviadas a Ucrania. Y con motivo de esta guerra también los países de la OTAN incrementarán su armamento en 230.000 millones de euros.
El gran negocio de la muerte se alimenta de armas. Y sin guerras no hay negocio.
En el fútbol nunca pasa nada
Por fin acabó el Mundial de Catar. Estrella para la camiseta de Argentina y lágrimas para Francia y los demás. Locura y pasión. Y el régimen catarí, vulnerador sistemático de los derechos humanos, finaliza esta campaña de lavado de imagen, comprada por el fútbol profesional a cambio de muchísimo dinero y otros sobornos. Un lavado que sale muy caro a Catar: De los 300.000 millones de dólares invertidos solo esperan recaudar 17.000.
Y no pasa nada. Esclavismo, explotación de la mujer, persecución de homosexuales, represión de la libertad de expresión, de prensa y de asociación… Todo queda solapado con el Mundial.
Ante algunas protestas, el presidente de la FIFA contestó sin recato ni vergüenza que Catar cumple los derechos humanos pero a su manera y a su ritmo. Y amenazó con sanciones a cualquier jugador con brazaletes o simbologías a favor de colectivos oprimidos.
Ya nada sorprende del fútbol profesional desde que dejó de ser un deporte y se convirtió en negocio suculento para unos cuantos. Y además cuenta con la connivencia de los aficionados.
En el fútbol nunca pasa nada. Quizás algún día empezaremos a llamarlo de otra manera.
La otra navidad


La ventana del mochuelo
Gracias, Domingo, por tan ricas reflexiones
Domingo, no te mueras nunca. Me tomo un vino a tu salud.
Píldoras difíciles de tragar.,