Dice que tuvo un sueño maravilloso. ¿O fue un delirio…?
Pasarán los años. Sus nietos ya crecidos disfrutarán de ese nuevo mundo.
Millones de jóvenes se reirán en los grandes almacenes al ver tantas cosas allí que no necesitan.
Gente rica sabrá diferenciar lo público de lo privado y antepondrá el bien común e interés general a sus privilegios.
Gente pretenciosa y prepotente caerá en la cuenta de que el ser humano nace con fecha de caducidad.
Los Jerarcas reconocerán que nada ganaban contabilizando como cristianos a simples carnes bautizadas.
Los liberales aceptarán su error por haber confundido valor y precio.
Soñadores del mañana defenderán que hoy y cada día es el mejor del año.
Gente temerosa afirmará que el nivel de dignidad debe estar siempre por encima del nivel del miedo.
Personas ingenuas y bienintencionadas admitirán que todo imperio necesita enemigos, y si no los tiene los crea o los inventa.
Gente voluntariosa comprenderá que la solidaridad es horizontal y se ejerce de igual a igual, y la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y no altera las relaciones de poder.
El móvil dejará de ser el miembro más importante de la familia y será tratado como la plancha o el microondas.
Los economistas dejarán de llamar nivel de vida al nivel de consumo y los meteorólogos no llamarán mal tiempo a los días de lluvia.
La educación y la sanidad ya no serán privilegios de quienes pueden pagarlas.
Las mujeres romperán moldes históricos de sumisión: Dejarán de ser objetos, meros cuerpos de exhibición como trofeos, adornos con poca ropa para alegrar fechas señaladas… Y serán reconocidas como seres humanos.
La Iglesia dictará un undécimo mandamiento: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte».
Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión.
El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza.
La ONU servirá al fin para algo: Defenderá y desarrollará los derechos humanos en el mundo. Y, además, los votos de todos los países tendrán el mismo valor.
La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar.
Los políticos reconocerán que son elegidos para servir al pueblo y no para servirse del pueblo.
El porcentaje de información de los medios de comunicación llegará a superar su porcentaje de desinformación.
…Este sueño fue interrumpido cuando un niño de familia humilde preguntó: -¿Los Reyes Magos les llevan regalos a los muertos? ¿O los muertos son como los pobres…?

Era año nuevo. Se oía de fondo a Luis García Montero: Los problemas están ahí, seguimos con guerras, dificultades económicas, insensateces medioambientales…Pero quien respeta el valor de sus convicciones, quien se respeta a sí mismo, no puede esconderse en el pesimismo, necesita bordar con sus comportamientos la palabra esperanza…Expliquemos a la gente que la verdad no es el ruido, sino la vida, su vida, las noticias por dentro. Salud, dinero y amor. Salud pública. Dinero decente que favorezca la igualdad. Y amor, amor, siempre más aconsejable que cualquier tipo de violencia.
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