Tras un hondo suspiro, gritó con todas sus ansias: “Deme un lazo, por favor, y de color,… me siento atada, vinculada, obligada…”.
¿De qué color será el lazo para unirse al sufrimiento de tantas víctimas de las guerras en Mozambique, en Siria, en Libia, en Sáhara, en Palestina, en Yemen,…? ¡Victimas que tuvieron la desgracia de nacer en países ricos en petróleo u otros recursos naturales! ¡Y, paradójicamente, cuánto escándalo produce un atentado en EEUU o en la Comunidad Europea, verdaderos promotores de esas guerras!
¿De qué color será el lazo para compartir el dolor de tantas familias que ven a su gente morir, enterradas entre los escombros por los terremotos en Ecuador o en Japón o en Afganistán…? ¡A mayor pobreza, mayor es el número de víctimas en los ‘desastres naturales’!
¿De qué color ha de ser el lazo para mostrar solidaridad con los miles de refugiados y migrantes, vilmente rechazados, muchos ahogados y muchos otros maltratados vilmente entre vallas y espinos? ¡Miles de niños y niñas víctimas…!
¿De qué color debe ser el lazo para expresar la rabia contra tanto corrupto, tantos paraísos fiscales, tantas leyes que favorecen la impunidad de los poderosos, tanta fingida democracia que se practica en EEUU, en Europa…? ¡La BBC asegura que en los papales de Panamá aparecen más de 70 Jefes o exjefes de Estado!
¿De qué color será el lazo para protestar contra los secretos planes desestabilizadores de Latinoamérica: golpes simulados en Brasil y en Venezuela, obstáculos para la paz en Colombia, persecuciones en la R. Dominicana, matanzas en México, asesinatos de ambientalistas en Honduras, crisis alimentaria en Haití,…? ¡Latinoamérica condenada a ser el ‘patio trasero’ de Estados Unidos!
¿De qué color será el lazo para denunciar el machismo generalizado y el patriarcado institucionalizado, muestras del racismo de mil disfraces? ¡Tantas mujeres y niños/as víctimas! ¡Y siempre con inverosímiles justificaciones a mano!
Lazos aparte, estos son rasgos de la actualidad. Miles de víctimas inocentes por todo el mundo. Justo a nuestro lado. Atentados terroristas al parecer inexplicables. Y los gobiernos del mundo navegando en la contradicción. Hay ejemplos excepcionales: A pesar de la intensidad de la depresión griega, que se podría comparar con la de los años 30, se han instalado en su país unas personas mucho más pobres y desarraigas que ellos. Y, aun así, son tremendamente solidarios.
Crisis económicas, crisis políticas, crisis energéticas, crisis medioambientales y, sobre todo, crisis de valores. La corrupción trabaja en secreto y bajo cuerda crea invisibilidad.
Hay constantes que, por rutinarias, se hacen invisibles (atentados en Oriente, pateras hundidas, países fallidos, millones de hambrientos, que no pasan hambre sino que mueren de hambre…). Hay constantes que, por invisibles, se convierten en enormes fosas comunes de injusticias, anónimas e indoloras para el primer mundo.
La mujer que pedía un lazo solidario nos confesó estar enamorada de la vida. Rechaza la angustia como compañera de viaje y se rebela contra la impotencia paralizante.
Sí, sí, ‘desde lo global a lo local, desde lo local a lo global’, de acuerdo…Pero sin cuentos ni mentiras, nos dijo. Siempre con los ojos abiertos y sin amnesias, nada de cegueras ahogadas en consumismo.
Prefiero amar con un amor manchado por la realidad. No quiero beber ni comer para olvidar. Mis pies se sienten mejor sin fugas, caminan mejor.
Si hay clamores, quiero escucharlos. Forman parte de mi vida… Los sordos, acomodados en la muerte, son los que no escuchan.
Mirada Solidaria.es
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