Impresionantes manifestaciones en Francia con motivo del atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo. Se entonaron proclamas a favor de la libertad de expresión. Cincuenta líderes mundiales desfilaron cogidos del brazo.
El presidente francés, François Hollande, subrayó: “Francia tiene principios y valores, entre los que destaca la libertad de expresión”.
También hace unos días:
– Una chica musulmana, vestida con pantalón y jersey gris, recibió un tiro en la cabeza, disparado por un policía, cuando se manifestaba pacíficamente en las calles de El Cairo, defendiendo la separación de religión y Estado.
– Un tribunal egipcio condenó a tres años de cárcel a un estudiante, Karim Al Banna, por escribir en Facebook que se consideraba ateo.
– Durante la visita a Arabia Saudí del presidente Obama y su esposa Michelle (que desafiante se negó a poner el velo), el joven Raef Badawi fue condenado a 1.000 latigazos y 10 años de prisión por abrir un blog para discutir la separación de religión y Estado. Ni Obama ni nadie impidió la condena de Badawi, ni la de cinco jóvenes encarcelados porque el año pasado intentaron celebrar el día de San Valentín, ni la de siete universitarios que recibieron cien latigazos cada uno por celebrar un guateque…
Soledad Gallego-Díaz añade: “Ellos son quienes realmente luchan contra el radicalismo islamista. Quienes luchan contra los asesinos de Charlie Hebdo. Se merecerían nuestra admiración, pero solo les rodea el silencio”.
La ONU, la Comunidad Europea, los líderes mundiales defienden la libertad de expresión. ¿Verdadero o Falso?
Cada año se celebran elecciones en varios países del mundo. En 2015, por ejemplo, en Grecia, Nigeria, Israel, Reino Unido, Turquía, Argentina, España, etc. Un mecanismo mediante el cual los ciudadanos eligen libremente a sus representantes políticos. Todo un signo de democracia.
¿Y las campañas electorales son también democráticas? Teóricamente, el objetivo de una campaña es dar a conocer a los candidatos y sus programas, y motivar a los votantes para entregarles el voto.
¿Es preciso en una campaña desprestigiar y calumniar sistemáticamente a los candidatos contrarios? ¿Es honrado por parte de los candidatos que están aún en el gobierno utilizar de forma oportunista medidas que no aplicaron durante su legislatura: bajar impuestos, acabar e inaugurar obras públicas, adornar las ciudades, salir a la calle a saludar, visitar mercados repartiendo sonrisas, dar besitos a los niños…? ¿Es honesto aplazar decisiones importantes, posponer asuntos incómodos para la ciudadanía y andar recolocando a los amiguetes? ¿Es respetuoso aturdir a la población con promesas de humo y pasión electoral, para que los votantes olviden sus intereses ciudadanos y se limiten a hacer cábalas sobre posibles vencedores y posteriores alianzas entre ganadores? ¿Es aceptable que los partidos políticos nos empujen exclusivamente a seguir a sus líderes, pero no hablen del país, de sus ciudadanos y sus problemas y de proyectos para afrontarlos? Parece que las elecciones son más un juego de poder entre partidos y líderes políticos, que una participación responsable y democrática de la ciudadanía.
Por otra parte, ¿Para qué sirven unas elecciones, si después los representantes elegidos no pueden cumplir sus programas, ni atender las necesidades y derechos de la población, porque las decisiones son tomadas por otros poderes fuera del país?
Muchos políticos lo dicen: Las elecciones son la esencia de la democracia. ¿Verdadero o Falso?
En una tertulia en la Cadena Ser (1/2/2015 a las 9.00) un grupo de profesores y economistas se planteaban si otra economía es posible. Se escucharon comentarios muy interesantes…
El problema de Grecia no es que los griegos hayan despilfarrado, sino que las políticas económicas impuestas por la Troika han sido erróneas y han estado al servicio de la gran Banca y de las potencias económicas más competitivas. Se ha definido a Syriza como partido extremista. Esas calificaciones vienen de gobiernos cuyas políticas económicas, consideradas por ellos mismos como ‘moderadas’, han aplicado medidas de austeridad extrema (caída del 25% PIB, paro desorbitado, incremento del índice de pobreza y de suicidios,…La economía griega está como en tiempos de posguerra). Las políticas aplicadas no han sido moderadas, han sido encaminadas al enriquecimiento desproporcionado de las élites y oligarquías. Eso ha sucedido en Grecia y está sucediendo en España.
Grecia recibe amenazas de ser castigada fundamentalmente por lo económico, por el sagrado pago puntual de la deuda. Habría que recordar a la Sra. Merkel que, hace unos años, al mismo tiempo que exigían a los griegos recortar gastos, los alemanes les forzaban a comprar unos costosos submarinos que luego no les sirvieron para nada.
La Economía en las Universidades se fue alejando de la realidad y encerrando en la abstracción o idea de que todos los problemas se pueden reducir a métodos matemáticos. La Economía como ciencia matemática y no como ciencia social. Una economía como ciencia exacta que permite justificar la desigualdad y la miseria como ‘fenómenos naturales’.
Las facultades de economía tienen que producir el tipo de técnicos necesarios para que las cosas funcionen acordes con el orden establecido… La industria académica mundial está al servicio de una determinada ideología y determinados estudios económicos. Y se sale de la Universidad pensando que la economía está fuera de las personas y no se plantean las consecuencias sobre las personas de determinadas políticas económicas. Sólo se plantean las consecuencias para el crecimiento económico dirigido a los beneficios de las empresas y los mercados.
La economía está ensimismada y necesitamos otra economía que ponga delante, detrás y a los lados a las personas…o esta profesión dejará de tener sentido.
Los planes de estudio, los manuales, todos definen la Economía como ciencia social. ¿Verdadero o Falso?
Mirada Solidaria.es
Al primer verdadero falso. Respondo que es democrático votar en democracia pero también es
democracia exigir se cumplan los programas, que
han sido votados.
Ciencia social no es ciencia matemática.