La Cumbre del Clima celebrada en Egipto se acabó. Adiós, muy buenas, a los 45.000 delegados de 200 países, a los 100 jefes de estado y de gobierno, a los numerosos observadores y ‘representantes’ varios. Y adiós a los grandes triunfadores, esos más de 1.000 lobistas de las compañías del petróleo, gas y carbón. Se acabaron estas divertidas vacaciones en Egipto, esta muestra de hipocresía en medio de un derroche impresionante. Se acabó el cuento.

Dicho con todo respeto, esta Cumbre, al igual que las anteriores, no sirvió para nada. No hubo decisiones concretas para frenar el calentamiento global del planeta. Ningún acuerdo para impulsar la eliminación de los combustibles fósiles, porque lo impiden los países productores de petroleo, gas y carbón. La política va por un lado y la ciencia, con sus informes alarmantes, va por otro.
Y para que el fracaso no sea tan estrepitoso anuncian, como un gran logro, un fondo económico para aliviar los daños que el cambio climático está provocando en los países más pobres. Pretenden lavarse la imagen y las manos como Pilato, pero sin perder su estilo: En el acuerdo no se aclara quién aportará el dinero ni cómo se aportará. Exactamente, como siempre.
“Decepción”, “Fracaso”, “Engaño”, “Frustración”… son calificativos de algunos altos dirigentes allí presentes. «Necesitamos reducir drásticamente las emisiones ahora, y este es un problema que esta COP no abordó”, declaró el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Las declaraciones quedan en el olvido, los informes de científicos se minimizan y las empresas lavan de verde su imagen. “La farsa debe terminar”, dice Guterres. No hay interés para cambiar, se buscan soluciones erróneas, se firman acuerdos que no se cumplen. Como dice un testigo elegido en su día por la ONU, Pedro Pozas, “El negocio de la COP, ,convertida en una multinacional vacacional para delegaciones de todos los países, se ha transformado en uno de los mayores fracasos y engaños a los ciudadanos del mundo”.
Vuelve el dilema clásico: El negocio o la vida. ¿Por qué en las Cumbres no se plantean medidas efectivas, si la crisis climática es tan evidente y alarmante? No hay resultados porque quienes realmente dirigen el mundo no tienen intención de modificar el actual modelo de acumulación capitalista, y por tanto de producción y consumo desaforado. El problema no está en un ‘cambio climático’, presentado como un fenómeno natural, sino en el modelo económico-social vigente, como dice Colussi. Este capitalismo desenfrenado tiene efectos desastrosos sobre el medio ambiente. Es la contradicción capital-naturaleza. Pero este cuestionamiento nunca entra en las agendas de las Cumbres del Clima (COP).
Un presidente de gobierno, el colombiano Gustavo Petro, en su limitado tiempo de intervención, puso el dedo en la llaga. Tras no ponerse en la foto oficial de la cumbre, sus palabras resonaron ante los líderes mundiales: “La crisis climática es el principal problema de la humanidad… El liderazgo político de las COP ha fracasado en detener la causa de la crisis climática… Cada vez más consumimos petróleo, gas y carbón…Es la hora de la humanidad y no de los mercados…Es la movilización de la humanidad la que corregirá el rumbo y no el acuerdo de tecnócratas influidos por los intereses de las empresas del carbón, del petróleo y del gas… El mercado no es el mecanismo principal para superar la crisis climática. Es el mercado y la acumulación de capital quien la produjo y no serán jamás su remedio. Los tratados de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) van en contra de la solución de la crisis climática… (Para escuchar el discurso completo)
Tal vez la COP sirvió de lavado de imagen para Egipto y para alguna empresa o mandatario. Pero es funesto para el planeta y para todos sus habitantes. Y no pueden engañarnos: Los efectos del cambio climático están aquí y avanzan fatalmente. Tendremos que hacer algo, ¡nos va la vida!
(Viñeta @ferranmartín Revista Mètode)
Y encima, ahora sale el «prenda» éste con esta iluminación:
Patrick Moore, expresidente de Greenpeace: «El calentamiento global es la mayor estafa de la historia».
Los largos tentáculos del pulpo pecuniario.
Cuando la lucha por el 0.7% apelábamos a la SUPERVIVENCIA, como un recurso para denunciar situaciones de injusticia y de deterioro del planeta. Han pasado bastantes años y el 0,7 ahí se quedó, de vez en cuando el gobierno anuncia que subirá el porcentaje de nuestro país a la Ayuda al Desarrollo, pero los Consejos locales que emergieron entonces se han diluido y las ONGDs siguen haciendo la lucha por su cuenta y…bueno el tema tiene miga.